Ninguno de los grandes partidos tradicionales –PSOE, PP, CIU, PNV- está libre de escándalos de corrupción. Los “casos Gurtel”, “Liceo” o “falsos ERE andaluces” son habituales en lugar de extraordinarios. Y lejos de rectificar, esos mismos partidos se acusan entre sí y mantienen en sus puestos y listas electorales a imputados por graves delitos.
Una democracia en manos de partidos y políticos corruptos es una farsa: no hay igualdad de oportunidades ni seguridad jurídica para quienes cumplen las reglas. Para acabar con esta lacra es imprescindible una Ley de Transparencia que haga públicas las cuentas de los partidos políticos, instituciones y cargos públicos, y exigir por ley a los partidos un grado elevado de autofinanciación con sus cuotas y donativos. UPyD propone endurecer las leyes y tribunales encargados de perseguir la corrupción, pero también una revolución de los valores cívicos y democráticos que haga intolerable la corrupción política, demasiado tolerada en España.
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