La triple crisis que vive España (económica, política y social) ha tenido dos efectos inesperados sobre la opinión pública española. Por una parte, se ha generado
un amplio consenso sobre las problemas particulares que hacen que los españoles estemos sufriendo más que la mayoría de nuestros vecinos europeos. Una gran mayoría entiende que el modelo territorial del Estado ha jugado un papel muy negativo.
En el Estado de las autonomías han proliferado las administraciones paralelas, los organismos inútiles y el gasto superfluo. Cuestiones como el mapa municipal, la devolución de competencias al Estado o la eliminación de todo gasto sin justificar forman hoy parte cotidiana del debate nacional. Lo que antes era objeto de tribunas eruditas y análisis académicos se discute hoy en todos los hogares y oficinas, en todas las calles y plazas de España. A qué punto habremos llegado para que incluso dirigentes nacionalistas expertos en generar redes de organismos inútiles hablen ya de
recortar en lo superfluo.