LAS DEUDAS PRIVADAS SE TRANSFORMAN EN PÚBLICAS
Alvaro Anchuelo. Diputado nacional de UPyD. |
Hoy se ha cerrado finalmente un círculo que comenzó a trazarse hace más de cinco años. Antes de la crisis, las cajas de ahorro españolas captaron ingentes cantidades en el extranjero, que invirtieron en el entonces pujante sector inmobiliario español. Al explotar la burbuja, los activos de las cajas perdieron valor bruscamente, pero las deudas (con prestamistas sobre todo del resto de la Unión Europea, alemanes, franceses…) seguían ahí íntegras, ahora imposibles de pagar.
Se optó por el camino de la socialización de pérdidas, de mantener a todas las entidades en pie y pagar a todos los acreedores. Eso sí, a costa de los débiles ciudadanos, a costa del sufrido contribuyente. Para ello, un paso decisivo consistió en avalar las nuevas emisiones de deuda de las cajas. Cuando vencían los primeros créditos no garantizados, para que se refinanciasen (se volviesen a suscribir) se sustituían por otros con el aval del Estado. Esos avales que el sr. Zapatero y sus ministros nos decían que eran un gran negocio, pero que implican que, en caso de impago de la entidad, ahora el Estado responda en su lugar.
Por ello, hoy se consuma la transmutación de deudas privadas en públicas. Las entidades se librarán de sus activos problemáticos, que irán a los llamados “bancos malos”. Sólo hay dos escenarios posibles. En el primero, los activos tóxicos se ceden al “banco malo” a precios realistas, de mercado. En ese caso, el “banco malo” puede no resultar muy costoso, pero se reconocerán unas pérdidas enormes en la entidad que los cede, que a continuación se cubrirán con capital público. En el segundo, aún peor, los activos tóxicos se ceden a precios artificialmente altos. De proceder así, la recapitalización pública sería modesta, pero el contribuyente sufriría las pérdidas directamente en el “banco malo”. Como se ve, todos los caminos conducen al mismo sitio: a nuestros bolsillos.
Eso sí, lo recibirán gracias a fondos que sus gobiernos nos habrán prestado previamente, con lo que se cierra el círculo. Resultado final: el conjunto de los españoles tenemos ahora esas deudas frente a poderosos gobiernos europeos. Con el agravante de que PP Y PSOE modificaron incluso nuestra Constitución en 24 horas, presionados por esos mismos gobiernos, de forma que (art. 135.3) “los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos Y SU PAGO GOZARÁ DE PRIORIDAD ABSOLUTA”. Repito: absoluta. Es decir, por encima de las necesidades de enfermos, ancianos o niños. Lo que eso significa en la práctica, ya hemos empezado a vivirlo.