martes, 6 de diciembre de 2011
Carta de Rosa Díez a los afiliados y simpatizantes de UPyD
Madrid, a cinco de diciembre de 2011
Hola…
Quisiera escribir esta carta de forma personalizada y llamaros a cada uno por vuestro nombre. No será posible, pero quiero que sepáis que, al escribir, os estoy poniendo cara, os estoy viendo caminar a mi lado por todos los lugares de España que hemos recorrido los últimos meses; os estoy escuchando hablar con los ciudadanos al repartir las convocatorias, al explicar el programa, al invitarles a sumarse a un proyecto regenerador; os estoy viendo dar la palabra en los mítines; acercaros sonriendo a quien pedía información; teclear en tiempo real para transmitir los mensajes, explicar que votar útil es votar a favor de las ideas propias; recordar a quien mostraba la preocupación por los efectos de la injusta Ley Electoral que cada voto vale porque nada más valioso que votar en conciencia y porque todos y cada uno suman para conseguir el grupo parlamentario propio, instrumento imprescindible para defender nuestras ideas.
Gracias a vuestro trabajo, un millón ciento cuarenta mil doscientos cuarenta y dos ciudadanos repartidos por la geografía de toda España nos dieron su confianza el pasado veinte de noviembre. Nos han votado en las ciudades y en los pueblos, en la costa y en el interior, en los colegios en los que la mayoría ha sido tradicionalmente de derechas o en aquellos en los que los ciudadanos acostumbraban a votar más hacia la izquierda. Han depositado su confianza en nosotros hombres y mujeres, personas mayores, chicos y chicas muy jóvenes (el catorce por ciento de los nuevos votantes han elegido a UPyD); nos han votado personas que llevaban tiempo en la abstención y/o en el voto en blanco; nos han elegido personas que llevaban demasiado tiempo sintiéndose huérfanos de la política, que no recordaban cual fue la última vez que fueron a la urna con alegría y sintiéndose a gusto con lo que representa la papeleta que iban a depositar.
Sé que vosotros, cada uno de vosotros, sois los protagonistas de ese milagro y por ello os doy las gracias. Os agradezco que me hayáis acompañado a llevar el fuego, la palabra, a todos los rincones de España. Os doy las gracias por haber contribuido a devolver la esperanza a millones de españoles, a muchos que, a pesar de no habernos votado, confían en nuestra honestidad y en nuestro sentido de la justicia. Os doy las gracias por haber corrido a mi lado y haber demostrado con vuestro trabajo la grandeza y el altruismo propios de la mejor gente.
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Ahora nos toca seguir trabajando y cumplir la palabra dada. Porque en España se ha roto la cohesión y las desigualdades son cada vez mayores; porque hay cada vez más jóvenes sin expectativa, jóvenes formados que han de marcharse de nuestro país para encontrar un puesto de trabajo acorde con su especialización o jóvenes expulsados del sistema educativo y condenados a la precariedad y con grave riesgo de exclusión; porque hay un número creciente de trabajadores en paro que no encuentran fórmulas para volver incorporarse al sistema; porque la corrupción, la falta de transparencia, los privilegios de unos pocos y el despilfarro de los recursos públicos siguen creciendo mientras se recortan derechos básicos del conjunto de los ciudadanos.
Los ciudadanos esperan de nosotros sentido de la responsabilidad y sentido de Estado. Nos han dado su confianza para que defendamos la justicia y la igualdad de todos los españoles, para que protejamos el libre albedrío, la ciudadanía española y el derecho efectivo a ejercerla en condiciones de igualdad al margen de la parte de España en la que residamos. Os aseguro que dedicaremos todo nuestro esfuerzo para construir una sociedad más justa; que lo haremos para honrar a nuestros padres y para brindarles una expectativa de futuro a nuestros hijos. Sentimos el orgullo y la responsabilidad por el reto que hemos asumido; y cumpliremos porque no estamos solos, porque todos vosotros nos seguiréis ayudando a conseguirlo.
Muchos nos dijeron que era imposible. Que no había espacio para una fuerza política progresista, laica, transversal, que defendiera sin complejos el federalismo cooperativo y el patriotismo constitucional. Les dijimos que se equivocaban y seguimos trabajando para lograr aquello en lo que creemos. Y aquí estamos, demostrando que la política ha de servir para hacer posible lo que es necesario.
Como diría Benedetti: “…pensándolo mejor, quizá no sea como fundar una doctrina, sino más bien como fundar un sueño”.
Un abrazo muy fuerte, amigos.
Rosa Díez
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